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Tratamiento de la difícil situación de los profesores refugiados

Este blog fue escrito por Rebecca Telford, doctora en educación, Jefa Mundial de Educación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con motivo del Día Mundial de los Docentes 2023.

“Se puede enseñar sin aula, pero no se puede enseñar sin docente. Esos son los ámbitos que más olvidamos. Nos centramos en los alumnos de una clase, pero la mayoría de las veces nos olvidamos de los docentes”. – participante de Malawi, estudio Teachers in Refugee and Displacement Settings: Policies, Practices & Pathways for Improving Teacher Quality & Workforce Sustainability.

Hoy, con motivo del Día Mundial de los Docentes, es esencial que hablemos sobre un tema que se sigue ignorando en gran medida: la difícil situación de los docentes refugiados. Desde 1994, nos reunimos cada año para celebrar las notables contribuciones de los docentes de todo el mundo, en colaboración con la UNESCO y el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para la Educación 2030, pero, ¿con qué frecuencia nos paramos a pensar en los retos únicos a los que se enfrentan los docentes que se han visto obligados a abandonar sus hogares? El tema de este año, “Los docentes que necesitamos para la educación que queremos: el imperativo mundial de acabar con la escasez de docentes”, presenta un momento crítico para arrojar luz sobre estos héroes anónimos.

Retos persistentes más allá de las “paredes del aula” a los que se enfrentan los profesores refugiados

Imagine, por un momento, que de repente no tiene más remedio que dejar atrás su país natal y todo lo que conoce. Imagínese que llega a un nuevo país y descubre que las credenciales de docente por las que tanto ha trabajado ya no se reconocen. Se le invisibiliza en su capacidad profesional. Incluso si se tiene la suerte de conseguir un puesto de docente, este viene acompañado de una condición profesional muy mermada, un apoyo mínimo para obtener cualificaciones y acceder al sistema nacional, y una remuneración reducida, ya que la lucha por garantizar una financiación plurianual previsible para los docentes o refugiados sigue siendo uno de los mayores retos a los que se enfrentan los sistemas educativos de los países de acogida. En muchas situaciones, los docentes refugiados simplemente no se tienen en cuenta en absoluto en la planificación nacional sobre el aumento del personal docente, la presupuestación o las reformas en la remuneración, la retención o el desarrollo profesional.

El próximo estudio del ACNUR, Teachers in Refugee and Displacement Settings: Policies, Practices & Pathways for Improving Teacher Quality & Workforce Sustainability revela que los docentes en contextos de desplazamiento forzado se desenvuelven con frecuencia en entornos de clase complejos con cualificaciones, apoyo o remuneración escasos[1]. En particular, para los docentes que también son refugiados, las oportunidades son aún más limitadas porque su trabajo como docentes no suele estar protegido por las normas laborales de los países de acogida. Esta falta de reconocimiento y de apoyo institucionalizado a los docentes en las zonas de acogida de refugiados tiene consecuencias negativas para la escolarización, el rendimiento y el bienestar de los niños refugiados y de la comunidad de acogida.  

Para los docentes que viven y trabajan en campamentos de refugiados de todo el mundo, estos retos no son hipotéticos, sino una realidad cotidiana

A menudo alabamos la resistencia de las personas refugiadas por su valor y determinación. Pero, ¿qué ocurre con quienes, a pesar de verse abocados a circunstancias tan difíciles, se alzan para educar a la siguiente generación? No son solo educadores; son faros de esperanza, pilares de estabilidad y símbolos de normalidad para niños traumatizados por la guerra y el desplazamiento. Sus historias, procedentes de lugares como el Chad y Uganda, hablan de problemas sistémicos, ya sea una remuneración inadecuada que provoca el abandono del profesorado, recursos docentes insuficientes u oportunidades de formación limitadas. Y no olvidemos a las profesoras refugiadas, que se enfrentan a obstáculos únicos y añadidos, pero que son cruciales para aumentar las probabilidades de acceso de las niñas a la educación, además de aportar inmensos beneficios académicos y de protección.

Hacia un mayor apoyo y reconocimiento de los docentes refugiados

A pesar de la sombría realidad, no se han perdido todas las esperanzas. Sin embargo, hacer frente a la escasez mundial de docentes en los contextos de refugiados exige una actuación rápida y estratégica.

En consonancia con el Pacto Mundial sobre los Refugiados, los países de acogida de refugiados deben recibir apoyo para incluir a los refugiados en el sistema educativo nacional. El camino a seguir requiere colaboración e ideas internacionales, marcos normativos coordinados y el establecimiento de vías que incluyan a los docentes refugiados.

El personal docente refugiado es un pilar clave de la agenda de inclusión, y el aprovechamiento de sus contribuciones a la enseñanza y el aprendizaje es una forma eficaz de mitigar la crisis de aprendizaje durante una emergencia. El reparto internacional de responsabilidades es especialmente importante, ya que más del 70 % de las personas refugiadas son acogidas en países en desarrollo que afrontan sus propios retos. Esta solidaridad y este apoyo permitirían una financiación previsible, fiable y sostenible de los salarios del personal docente y, a su vez, fomentaría unas condiciones de trabajo justas y dignas. Así es la inclusión. Por ejemplo, se deben respaldar las respuestas en materia de políticas regionales, como la Declaración de Djibouti sobre la Educación de los Refugiados de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) en África Oriental, ya que reconoce específicamente el importante papel que desempeñan los docentes refugiados en la educación de los niños refugiados y pide su inclusión en los sistemas educativos nacionales, así como que se les proporcione el apoyo y los recursos que necesitan para prosperar.

El Foro Mundial sobre los Refugiados de 2023 presenta una oportunidad única. Necesitamos la colaboración internacional, la puesta en común de recursos y el intercambio de conocimientos técnicos. El trabajo del Equipo Especial del Foro Mundial sobre los Refugiados proporciona un plan de medidas proactivas, desde el establecimiento de mecanismos financieros que garanticen una financiación continua de los salarios de los docentes hasta la promoción de un diálogo que implique a los educadores en los procesos de toma de decisiones.

Además, los gobiernos y los agentes internacionales deben crear vías que permitan a los docentes refugiados obtener cualificaciones reconocidas y un desarrollo profesional continuo, en consonancia con las normas nacionales. Los docentes refugiados no sindicados y poco cualificados deben integrarse en los programas nacionales del personal docente.  Además, en las zonas donde existen barreras lingüísticas, es necesario proporcionar a los docentes formación y recursos para salvar estas deficiencias. Las inversiones en tecnología educativa, como la Educación Conectada del ACNUR y la iniciativa Escuelas con Red Instantánea con la Fundación Vodafone, son fundamentales. Esta iniciativa ha formado de forma satisfactoria a más de 1.992 educadores en el uso de la tecnología para impartir una educación de calidad. Las evaluaciones muestran que esta formación, que abarca temas que van desde el uso de los equipos hasta la concienciación digital, aumenta la confianza de los docentes en el uso de las plataformas digitales de aprendizaje.

El aumento del apoyo a los docentes refugiados es clave para reducir las crecientes disparidades educativas

Es crucial apoyar a los docentes refugiados, que están en primera línea de la educación de los niños desplazados. Más del 50 % de los niños refugiados en edad escolar están sin escolarizar e incluso los escolarizados se enfrentan a condiciones de aprendizaje inestables. Sin un reconocimiento y un apoyo adecuados a estos docentes, la educación de los niños afectados por el desplazamiento sigue estando en peligro y no alcanzaremos el ODS 4. Una educación transformadora para millones de niños desplazados depende de un apoyo más coherente y fiable a los docentes refugiados.

Crédito de la foto: ACNUR/Diana Díaz

[1] El ACNUR encargó este estudio para analizar y comprender mejor los diferentes perfiles de los docentes que trabajan en contextos de refugiados y desplazados –a través de las dimensiones de la gestión docente, el desarrollo profesional y el bienestar– para que este organismo, sus socios y los actores nacionales puedan proporcionar a los docentes presentes en estos contextos un apoyo, unos recursos y un desarrollo de capacidades más específicos e significativos.